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La República, rescatada!

10 de Diciembre de 1983. Raúl Alfonsín asumía la presidencia de la Nación, poniendo fin no sólo a los 7 años del trágico gobierno militar, sino a la trágica hegemonía peronista, causa fuente de ese terrible gobierno militar.

32 años después, 10 de Diciembre de 2015, Mauricio Macri asume la presidencia, poniendo fin a la patología más brutal del peronismo, al tumor canceroso que significó el régimen kirchnerista para toda la República Argentina. Incluidos, por supuesto, el ejército de idiotas útiles que sirvieron de soporte al monumental relato, a la imbecilidad de una ideología siniestra como la propuesta por Néstor y Cristina Kirchner y solventada por toda la caterva de serviles que los rodearon, y quienes plasmaron el más grande genocidio institucional experimentado hasta la fecha. Más grande aún que el último y lamentable gobierno militar.

Y ha sido más grave porque este régimen de inmorales usó y abusó de los mecanismos democráticos, y de las mismas instituciones que serialmente violaron y vapulearon, arrastrándonos a todos en la espiral decadente de atraso, muerte y corrupción. Porque ¿qué es la corrupción sino la muerte, física de cientos de compatriotas abandonados a la escasez en los hospitales, infraestructura y pobreza extrema? ¿Qué es la corrupción sino la agonía de las instituciones que hacen al Estado de Derecho, y que nos igualan a los gobernados con los gobernantes bajo el imperio de la ley? Principalmente  de la ley fundamental de la Nación que es la Constitución Nacional. Y en particular, de la sección dogmática de esa constitución gloriosa de 1853 que nos garantiza, precisamente, las libertades individuales que concretan esa igualdad.

Pero toda la alegría, todos los festejos y la algarabía que nos causa esta gesta histórica en la que la Nación Argentina se salvó a sí misma en las urnas, no nos debe obnubilar. Bien por el contrario, debemos recuperar la sobriedad de esta borrachera de emoción lo más pronto posible, porque los enemigos de la Patria no están vencidos, sino tan sólo momentáneamente conmocionados por el derechazo a la nariz que recibieron.

La postura adoptada por Cristina Kirchner de someterse al escarnio público e internacional al no asistir al traspaso del cargo es apenas un botón de muestra de la salvaje oposición que van a plantear. Los 14 paros generales sufridos por Alfonsín van a ser anecdóticos en comparación con la brutalidad a la que van a intentar someter al gobierno de Macri.

Es nuestra tarea, ahora, cerrar filas con este nuevo gobierno, y sin caer jamás en la estúpida idolatría a Macri (lo que nos haría igual de idiotas útiles que los seguidores de Cristina), no cesar ni flaquear en la defensa irrestricta de las instituciones y de la República, la que -debemos saberlo- va a ser permanente y ferozmente atacada.

Nuestro trabajo es el más arduo de todos. Educar al soberano en la importancia que para nosotros y nuestra posteridad tienen las instituciones y su defensa. Convencer y persuadir, aún a los que parezcan más lejanos a estos abstractos conceptos, de la importancia que estas instituciones republicanas tienen en sus vidas cotidianas; de las consecuencias, para mejor o para peor, en la educación de sus hijos, en la seguridad de una vida pacífica y ordenada, en el acceso a una justicia simple, eficiente e imparcial, en la posibilidad de perseguir su propia felicidad.

Debemos proyectar planes de educación cívica al alcance de los más humildes, de quienes no tuvieron la suerte de contar con la formación y la capacidad de esgrimir pensamientos críticos; de quienes más sufren por la falta de instituciones, de los individuos que han sido inmoralmente utilizados por el régimen K como moneda de cambio, como medios para alcanzar los fines de hegemonía y totalitarismo soñados por Néstor allá lejos y en el tiempo, y continuados por su pérfida viuda. Debemos transmitir eficazmente la importancia de estas instituciones en la vida de quienes se vieron forzados a vender su dignidad y su libertad por un asistencialismo que no es otra cosa que las migajas del botín obtenido por los ataques salvajes  realizados por este grupo de forajidos al estado y a los particulares.

La República ha sido recuperada. Pero no olvidemos que es una dama que ha sido sometida a la violencia doméstica de un ejecutor implacable, en largos 12 años de violaciones, robo, maltrato y abusos. Ya está en nuestro poder. Pudimos "destronar" a la infiel representante que se pensó, y actúo siempre más como monarca mandante que como servidora pública mandataria. Pero la República está débil y convaleciente después de tan brutales vejaciones.

Esto recién empieza.  Es tiempo de cuidarla, de sanar su cuerpo y su alma heridas y prácticamente desahuciados. Es tiempo de celebrar su vida, y velar por su continuidad.

Al gran pueblo Argentino, salud!


Comentarios

Unknown ha dicho que…
"La Hora de los Justos Morales, a llegado a Conmover el Corazón Sagrado de la República." Jorge Rivera.

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