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República vs. Populismo

En la nota que publicó La Nación en el suplemento Enfoques de hoy ("En el país de los fiscales ideológicos" ttp://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1170886), Beatriz Sarlo hace una interpretación histórica del funcionamiento de los defensores ideológicos de los gobiernos de turno.

Un párrafo puntualmente llamó mi atención: "La alternativa podría reformularse hoy en los siguientes términos: un republicanismo sin conciencia popular y un populismo sin amor por las instituciones de la República (...)"



A lo largo del artículo Beatriz Sarlo se refiere a las luchas ideológicas que se viven desde siempre en Argentina. Se dirige a los intelectuales oficialistas del grupo que se dio en llamar "Carta Abierta" y les plantea críticas que tienen la impronta del militante desilusionado de sus dirigentes. Por favor que no se malinterprete lo que quiero signifcar. No digo que la Sra. Sarlo no pueda ser entendida como una dirigente en sí misma. Y miembro también del grupo Carta Abierta al que le pasa algunas facturas.



Pero no es objeto de este post analizar ni a la Sra. Sarlo ni a Carta Abierta, sino expresar el pensamiento que la frase transcripta disparó, y sobre el que vengo meditando hace ya un tiempo: ¿por qué los liberales republicanos fallamos tan rotundamente en transmitir nuestras ideas?



En un momento le heché la culpa al marketing de guerrilla que la izquierda viene haciendo con soberbia eficiencia desde hace muchos años. No en vano lograron un Mayo Francés, y la creación de los monstruos que en los '70 colaboraron grandemente al derramamiento de sangre en Argentina. Y que hoy en día son mascarones de proa de los "jóvenes idealistas" que (demósle el beneficio de la duda) fueron entonces. Lo terrible: hoy en día nos gobiernan totalmente despojados de sus ideales de izquierda, y en una relación de infidelidad perversa, del tipo dominatrix, con el capitalismo de Luis Vouitton.



Pero volviendo al tema puntual, de por qué los preceptos liberales no pueden llegar a la población de forma masiva, el párrafo del artículo de Sarlo me lleva a pensar que si una destacada intelectual interpreta que hay en la Argentina un "republicanismo sin conciencia popular"... qué dirán de nosotros republicanos aquellos no tan afortunados de tener la virtud del pensamiento analítico!



Por empezar, creo que el término "popular" fue un rotundo choreo (en su ley, porque los que no somos de izquierda lo permitimos) de la izquierda especialmente vernácula. Frases como "Universidad gratuita y popular!", "lucha popular", "reivindicaciones populares" y demás usos y abusos del término "popular" son exclusivos de la izquierda.



Como bien lo plantea Martín Krause en su libro "Análisis Económico del Derecho", hablar del término "pueblo" (y lo hago extensivo al término "popular") es más retórico y menos eficiente a los fines de explicar las teorías del mercado que usar a la también popular figura de Robinson Crusoe(1). Al fin y al cabo, el "pueblo" no es otra coas que una entelequia(2) a la que se le atribuyen características de la personalidad incompatibles con su propia naturaleza. En cambio, nadie duda que Robinson es producto de la imaginación de Daniel Defoe.



Creo que el "republicanismo sin una conciencia popular" es una contradicción en términos. Los republicanos creemos que la belleza de la república radica en la división de poderes -fundamentalmene- como herramienta indispensable para evitar la suma del poder público en cualquiera de los tres poderes del Estado. Por sus características, normalmente esa suma del poder público es más viable de terminar en el Poder Ejecutivo, ya que cualquiera de los restantes importan e implican colegiatura. Es decir, habiendo más de uno se torna más difícil consensuar para que la suma del poder público se encarne en ese cuerpo colegiado.



Entonces el hilvanado lógico podría seguir de la siguiente manera: si el sistema republicano brega por la contención del Estado, y considera que la suma del poder público es perjudicial, ¿quién sería el principal beneficiado de esa desconcentración y difusión del poder? Con seguridad no lo serían los sindicatos, la iglesia, los empresarios, los universitarios, el ejército, los medios (que están de moda como el Villano de la película), la UIA, la AFA.... es decir, ningúna de las corporaciones en sus actuales composiciones. Por el contrario, no se ve otro beneficiado de la difusión del poder y el sistema de contrapesos que postula el sistema republicano que el PUEBLO.



Luego, un sistema republicano es -por naturaleza- popular, porque los sujetos de derecho a los que se procura la protección y tutela mediante la República no es, ni más ni menos que el famoso "pueblo" al que todos (aún las corporaciones indicadas) pertenecemos.



Entonces, seguiría el siguiente interrogante lógico: cómo hacemos, los que somos republicanos, para transmitir el mensaje eficientemente, y hacerle entender a la Sra. Sarlo, por ejemplo, que no hay republicanismo sin conciencia social, dado que el sistema republicano (con las división de poderes y el respeto a las instituciones) pretende asegurar un marco de legalidad, reglas de juego claras e iguales para todos, mantenidas en el tiempo (seguridad jurídica), respeto a los derechos constitucionales -incluido el del Artículo 17 de la CN (para los desmemoriados, es el que otorga rango constitucional al derecho de propiedad privada), y en defintiva, escribe una partitura que permite la ejecución de una pieza armónica en la que los INDIVIDUOS que formamos parte de ese Pueblo tan caramente perseguido podemos desarrollarnos como personas y ser buenos actores en los roles -corporativos o no- que nos toque desempeñarnos.



La república es por naturaleza popular. Creo que es función y deber de los que nos consideramos republicanos -y bregamos por el republicanismo que menciona la Sra. Sarlo- hacer todo el esfuerzo posible en mejorar nuestro discurso y transmitir con eficiencia el discurso al pueblo que ansioso busca respuestas.


Por el contrario, creo que la segunda parte del postulado de Sarlo es acertado: ningún populismo (2) puede ser afecto a la República, por orden directamente inverso a los motivos incluidos en este post. El populismo no significa ventajas ni beneficios a ningún otro que no sean los caudillos y la caterba de aduladores que se benefician a expensas, precisamente del "pueblo". Es decir, de todos nosotros.







(1) Amén de su falta de realismo para la interpretación de un mercado con muchos individuos interrelacionados entre sí.
(2) Diccionario de la Real Academia Española: "entelequia.(...) 2. f. irón. Cosa irreal"
(3) Real Academia Española.Diccionario manual e ilustrado de la lengua española. Tercera edición revisada.Tomo V. Papelamen-Sake. Madrid . Espasa-Calpe. 1985.: "populismo: m. Doctrina política que pretende defender los intereses y aspiraciones del pueblo Corriente del pensamiento social, político y cultural surgido en Rusia en el último tercio del s. XIX"

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